Las palomas pertenecen a la familia Columbidae que se encuentra dentro del orden Columbiformes, este incluye a unas 284 especies de las cuales 25 las podemos encontrar en Argentina y solo 7 en la provincia de Buenos Aires, una de ellas es exótica y es quizás sea la más conocida por la gente: la Paloma Doméstica (Columba livia), ¿quién no ha visto en una plaza a estos simpáticos emplumados?
O ¿quién no se ha quedado boquiabierto al
ver volar desde un techo decenas de palomas al mismo tiempo y luego ver esas
bandadas volar en círculo solo para volver a asentarse en el mismo lugar?
Paloma Doméstica (Columba livia)
Como ya dije es quizás la más conocida tal vez por estar presente en casi todas las ciudades. Es un ave de unos 31-34 cm, peridoméstica, con pico negro y patas rojizas. Su plumaje suele ser gris azulado con dos bandas negras en sus alas plegadas
El macho durante el cortejo hace un
gutural cuturrucú… cuturrucú… Su nido consiste en una plataforma de palitos,
pajas y tallos, mal armado y desprolijo, como el de casi todas las de la
familia que veremos. Lo ubica en huecos de casas o acantilados o sobre
plataformas diversas. Pone dos huevos.
Las especies exóticas, como lo es la Paloma
Doméstica, pueden convertirse en una plaga, la cual se vuelve muy difícil de
eliminar o de controlar. Su distribución original es el norte de África, sur de
Asia y oeste de Europa, pero actualmente se ha extendido por casi todo el
mundo.
En cuanto a su llegada a nuestro país no
hay datos categóricos, pero podemos deducir que es bastante antigua, quizás a
mediados del siglo XIX, siendo en ese momento un ave productora de carne a la
par de las clásicas aves de corral. En
una estancia cercana a la ciudad de Azul encontré un viejo palomar de esa época
que atestigua el momento en que la gastronomía argentina cambia el rumbo
mirando a las prestigiosas casas europeas, cuando el pichón de paloma comenzó a
verse como un delicado manjar.
Vean esta imagen del palomar desde afuera y en su interior
El 15 de agosto de 1886 llegaron a Buenos
Aires dos colombófilos belgas cuyo destino era Zárate. Ambos llevaban palomas. De
a poco la actividad fue desarrollándose y entidades colombófilas se ocuparon de
su cría y cautelosa selección en cautiverio para promoverla como ave mensajera,
efectuando exposiciones y competencias. Esta actividad se extendió desde Zárate
a Buenos Aires, y posteriormente se diversificó la afición en ciudades como
Bahía Blanca, Rosario, Avellaneda, Santa Fe, Córdoba, y Pergamino.
Entre 1915 y 1920 había un palomar ubicado cerca de la Avenida de Mayo, luego su expansión fue el resultado de la combinación entre la falta de predadores y la abundancia de recursos y espacios para anidar.
La Paloma Doméstica abunda en las
ciudades, pueblos y casas de campo, pero a veces se la puede ver habitando las
barrancas junto al mar (Mar del Plata), donde anida en cuevas, pues éste es su
hábitat ancestral en Europa.
Y si te ven te miran como “sonrojándose”,
o como diciéndote: “que miras bobo”
La Paloma Doméstica, al tener hábitos
mayormente urbanos, no ha entrado en competencia directa con las otras palomas
grandes autóctonas, como la Paloma Picazuró (Patagioenas picazuro) o la Paloma Manchada (P. maculosa), aunque la presencia de estas últimas es cada vez más
común en las ciudades.
Varios predadores autóctonos la consumen,
especialmente el Halcón Peregrino (Falco peregrinus)
y el Gavilán Mixto (Parabuteo unicinctus),
por lo que se los puede observar en los edificios de las ciudades, antenas,
torres de iglesias y parques urbanos cada vez con mayor frecuencia, a medida
que la población de palomas, llámese alimento, aumenta.
En realidad, el impacto ambiental más preocupante de esta especie es sobre los edificios, donde instala sus dormideros y nidos, y sobre la salud humana debido a las grandes cantidades de heces, las cuales suelen contener hongos del género Cryptococcus responsables de enfermedades, principalmente en pacientes inmunocomprometidos, como la criptococosis (infección pulmonar) y la neurocriptococosis (infección del sistema nervioso central).
Paloma Picazuró (Patagioenas picazuro)
Con sus 34-36 cm, la Paloma Picazuró
ostenta el record de la más grande del Orden Columbiformes que tenemos en la
Provincia de Buenos Aires. Conocida también como Paloma de monte, Paloma Turca
o Paloma Montera, esta ave es endémica de América del Sur.
Su cabeza y cuello tienen un tono vinoso y
es la parte dorsal de su cuello pueden observarse unas formas similares a
escamas de color celeste y rojiza con brillo metálico, el resto de su cuerpo es
plomizo. Las alas muestran un borde blanco y un efecto escamado de finos bordes
claros en sus cobertoras
Suele escucharse su voz como uuuuu…u..ut...uuu..u..ut..uuu..u..ut y bien que se le nota como infla su buche para hacerlo
Son monógamas y, como en la mayoría de las aves, previo a la copula que es muy breve, hay un cortejo
Paloma Manchada (Patagioenas maculosa)
El patrón de voz es igual al de la Paloma Picazuró: uuuuu…u..ut...uuu..u..ut..uuu..u..ut pero ronco, muy notable la diferencia al oírlas. Sus ojos son de un gris muy claro en el macho y un poco más oscuro en la hembra. Aquí subo una imagen donde compaginé los retratos de estas dos grandes palomas autóctonas para poder apreciar la diferencia, a la izquierda tenemos la Paloma Manchada y a la derecha la Paloma Picazuró
El nido consiste en una plataforma de palitos sostenido sobre las ramas de algún árbol donde pondrán un solo huevo.
Esta paloma es más confiada que la Paloma Picazuró al punto que, aunque estemos cerca ellas se desperezan como si nada…
Torcaza (Zenaida auriculata)
Dejemos estas enormes palomas y veamos una
de tamaño medio y, justamente yo la conocía como Paloma Mediana cuando era
chico, luego en las guías vi que la llamaban Torcaza Común y ahora solo
Torcaza.
Es una paloma de unos 23-26 cm, de un
color gris parduzco, más claro en la zona ventral con un tono vinoso en el
pecho. Posee una mancha oscura debajo del auricular, así como varias manchas
negras en sus alas. Al lado de su cuello, y cuando el sol los ilumina, se ven
unos reflejos dorados.
Su vocalización se compone de cuatro notas
huuuu…kuu… huuú… kuuu… , la segunda y cuarta son más ásperas, como se ve en las
imágenes inflan su buche para cantar
Poseen cierto dimorfismo sexual, en la
imagen que sigue el individuo de la izquierda es el macho, vean su cabeza es un
tanto celestosa mientras que la hembra a la derecha posee tonos pardos en su
cabeza y cuerpo en general
Todos habrán oído alguna vez referirse a las parejas de enamorados como hermosos tortolitos, en un lenguaje coloquial por supuesto. Pero, ¿De dónde viene esta expresión? Hace referencia a las tórtolas, pequeñas palomas, que si revisan en Wikipedia verán que hay una veintena de palomas que están consideradas “tórtolas” y una de ellas la tenemos en la Provincia de Buenos Aires, es justamente la Zenaida auriculata, nuestra Torcaza.
La realidad es que desde muy antiguo se las ha relacionado con la diosa Venus y se la tiene como símbolo de amor y fidelidad. De ahí viene lo de pareja de tortolitos. Sino vean las siguientes imágenes
Estas aves son monógamas y forman pareja de
por vida. Cuando una de ellas fallece no vuelven a juntarse nunca más con otro
ejemplar. Esta idea, si bien es hasta cierto punto verdad no es del todo
cierta: últimamente los estudios genéticos han echado por tierra tal creencia del
amor único e incondicional porque, como en tantas otras especies monógamas,
incluida la nuestra, siempre hay algún que otro huevo en el nido con ADN de
diferente padre…
Hablando de nidos, el de la Torcaza es una plataforma de palitos finos, tallos y hojas, muy sencillo que lo hacen sobre ramas de árboles o como en la segunda foto en pequeños recovecos, incluso, dentro de macetas en los balcones. Se reproduce durante todo el año poniendo 2 huevos en cada nidada
Los juveniles son escamados y al dejar los
nidos aún llevan esos típicos plumones de los pichones
Torcacita Picuí (Columbina picui)
Con esta pequeñita completo las cinco
integrantes de la familia Columbidae más frecuentes de ver en toda la provincia
de Buenos Aires, las dos que restan solo están en la parte norte y rara vez son
observadas en la mitad sur de la provincia.
Su cola es larga, tiene las timoneras
centrales grises, viéndose en su parte dorsal y, por debajo se ve blanca. Su
iris es claro.
Su canto es una serie de notas cuú… cuú…
cuú... cuú… que repite de 4 a 10 veces, luego calla un rato solo para volver a
empezar. Lo hace en cualquier momento del día.
Se las suele ver bien en parejas o en
grupos de varios individuos.
Torcacita Colorada (Columbina
talpacoti)
Otra pequeñita, su tamaño es similar al de la Torcacita Picuí, pues mide lo mismo unos 15-17 cm. La coloración del macho es castaña con un tinte vinoso sobre todo en el pecho, su cabeza es blancuzca con corona grisácea. Manchas negras en las alas, a veces formando líneas. La punta de su cola se ve negra debido a las timoneras externas que tienen este color, las centrales son castañas. Aquí van imágenes del macho de perfil, frente y espaldas
La hembra, por otro lado, es más parda
casi sin castaño, su cabeza se ve menos contrastada. En la imagen es la de
atrás
Su aspecto y comportamiento es muy similar
al de la Torcacita Picuí, aunque es más arisca. Se la suele ver en parejas o
comiendo en el suelo, aunque es menos terrícola
Forman pareja de por vida. Hacen un nido
de tallos y pajitas recubierto internamente por plumas. Pone 2 huevos.
En la provincia de Buenos Aires solo es común en el noreste, en el resto solo es observada ocasionalmente.
Yerutí Gris (Leptotila verreauxi)
La Yerutí Gris, antes conocida como Yerutí
común, es una paloma de porte mediano, se ve rechoncha, es apenas más grande
que la Torcaza, con unos 26-30 cm. Esta es otra de las especies que solo pueden
verse en la mitad norte de la provincia, cuanto más al norte más común.
En general es pardo grisácea, más clara por debajo. Su nuca y cuello poseen un tono celestoso y su lomo es pardo.
Se la suele escuchar cantando oculta en la
vegetación, su vos un hu… Cuuú… lamentoso y suave, que realiza a intervalos regulares,
se diferencia muy bien de las otras palomas bonaerenses, como dice un amigo:
“es el sonido de las tardes entrerrianas”.
Se la suele ver temprano en la mañana o en la siesta alimentándose en el suelo, sola o en pareja, siempre caminando con cierta parsimonia.
Como las demás palomas su nido es una
sencilla plataforma de palitos finos, tallos y hojas. Pone 2 huevos por nidada.
Con esto concluimos un repaso general de
las palomas que sobrevuelan el suelo bonaerense, ya sea exótica o autóctonas.
Espero les guste y que este posteo les aporte algo útil sobre la vida de estas aves que se las ha utilizado ya sea como símbolo de la paz, como representación del Espíritu Santo o como ideal de los enamorados por su fidelidad.
Excelente! Me encantó
ResponderBorrarMuchas gracias, que bueno!!
BorrarMuy buen post con las palomas más representativas del país
ResponderBorrarGracias Hernán, apunte a la de la provincia nomás para no extenderme Saludos
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