De Aves y Viajes

domingo, 24 de octubre de 2021

Tordos: Ictéridos del sudeste bonaerense

 Ictéridos I

 Los ictéridos son aves propias de América: constituyen una extensa familia con 88 especies, 23 de las cuales se encuentran presentes en Argentina, mientras que 11 pueden ser observadas en el sudeste de la provincia de Buenos Aires.

Su tamaño oscila de mediano a grande, siendo su principal característica común su pico: largo, cónico y puntiagudo. Suelen reunirse en grupos muy bullangueros. Su plumaje es muy vistoso y por lo general es negro.

Respecto de su reproducción tenemos de todo, desde los que nidifican en espectaculares nidos colgantes, pasando por los que lo hacen en colonias y finalizando con aquellos que parasitan a otras aves.

Veamos algunos de nuestros vecinos bonaerenses. Comenzaremos esta primera entrega por los más conocidos: los tordos. Luego, en Ictéridos II, veremos a los varilleros, al pecho amarillo, las loicas, el pecho colorado y el fascinante federal.

De las 6 especies de tordos, 3 están presentes aquí y con seguridad se verán en las salidas: el tordo renegrido (Molothrus bonariensis), el tordo pico corto (Molothrus rufoaxillaris) y el tordo músico (Agelaioides badius), los dos primeros son parásitos. Agregaremos también al boyerito (Icterus pyrrhopterus) que se suele ver por nuestros pagos, aunque con menos frecuencia, o quizás esté subobservado.

  

Tordo renegrido (Molothrus bonariensis)

El tordo renegrido es el ave parásita por excelencia, parasita a más de 250 especies, mayoritariamente paseriformes. Su tamaño es mediano, de unos 19 cm. Posee dimorfismo sexual, vean en la primera imagen al macho del lado izquierdo y la hembra a la derecha.

El macho es muy esbelto y su plumaje es negro con reflejos violáceos brillantes que se ven cuando se encuentra al sol, razón por la que también se lo llama tordo brillante.



La hembra, en cambio, es gris pardusca, aunque no por eso menos elegante…



Son muy gregarios, saben andar en grandes grupos. En invierno suelen verse por las tardes, cuando llegan numerosas bandadas que vienen a dormir a la ciudad, en Mar del Plata la zona céntrica queda colmada.



Se alimentan principalmente de semillas aunque, en menor medida, comen algunos insectos. En la imagen que sigue se ve cómo el polen de esta planta exótica, el lirio de nueva Zelanda (Phormium tenax), lo vuelve loco.


Como dije, son parásitos. Esto significa que no hacen nido ni crían a sus polluelos, sino que depositan sus huevos en nidos de otras aves, luego de un preciso trabajo de espionaje. Los huevos del tordo eclosionan más temprano que los de su huésped, por lo que ellos se desarrollan primero y muchas veces a costa de la nidada del hospedador. El de la imagen es el hijastro de una calandria grande (Mimus saturninus), y no es raro ver a las ratonas (Troglodytes aedon) o a los chingolos (Zonotrichia capensis) alimentar a un pichón que los duplica en tamaño…




Tordo pico corto (Molothrus rufoaxillaris)

 Este tordo no posee ese brillo tan notable que caracteriza al tordo renegrido y además posee las axilas rufas (no siempre se ven). Su pico es un poco más corto y no existen diferencias entre los sexos, que son indistinguibles a la vista. Su tamaño ronda los 17 cm.



El tordo pico corto es otro de los parásitos que tenemos por nuestros pagos, aunque a diferencia del anterior se ha especializado en parasitar a una única especie: el tordo músico (Agelaioides badius). Saben formar bandadas junto con él, y sus pichones al principio son idénticos a los de su hospedador, aunque a medida que crecen su plumaje va cambiando hasta ser igual al de sus padres biológicos.

Se alimenta de insectos y semillas que recoge del suelo, de la vegetación herbácea y de ramas.






Tordo músico (Agelaioides badius)

 El tordo músico posee su dorso pardusco, al igual que su vientre (aunque este es más claro). Su loral y cola son negros y sus remeras son rufas, haciéndose más notables en vuelo. Mide unos 18 cm.



Se mueve en bandadas de hasta 20 individuos, entremezclados con algunos tordos pico corto; cantan en grupo con una serie de silbidos agudos y muy melodiosos.

Se alimenta de insectos, arácnidos, flores, semillas que recoge del suelo, de la vegetación herbácea y de ramas. También sabe comer huevos.


Este se acababa de dar un baño...


Pone 4 huevos, más los agregados por su parásito. Los pichones son similares a los adultos, se los diferencia por verlos demandar alimento o por ese pico que aún, al estar en desarrollo, tiene amarillo en la base.




 Boyerito (Icterus pyrrhopterus)

 Esta especie no es muy común en el sudeste bonaerense, pero a medida que nos trasladamos al norte su frecuencia aumenta. Mide unos 19 cm, es muy esbelto y acrobático. Su coloración es negra sin brillos metálicos y sus hombros son rufos, aunque poco visibles. Su cola es larga, lo que a primera vista hace pensar que no se trata de un tordo.




Su nido resulta muy particular: es una especie de bolsita abierta colgante, atada a ramas u hojas. Lo teje con fibras vegetales y cerdas entrelazadas. Pone de 2 a 3 huevos.

Al alimentarse, hurga en los árboles y se cuelga cabeza abajo para conseguir alimento. Se lo suele ver solo o, a lo sumo, en pareja.


Personalmente lo he observado en el partido de Mar Chiquita varias veces, además de verlo en la reserva Ecológica Costanera Sur en CABA y cada vez que viajo más al norte.


Y hasta aquí la primera entrega sobre los ictéridos presentes en nuestra pampa. Pronto vendrán otros negritos en Ictéridos II, aunque van a tener un toque de color: el amarillo y el rojo serán protagonistas.

Espero les haya gustado este posteo y no se pierdan su segunda parte.

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