En este posteo voy a
realizar un relevamiento de las aves exóticas que se han adaptado a las
condiciones de vida de nuestro entorno, algunas quizás demasiado... Me centraré
en las que podemos observar en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, pero
varios de los conceptos vistos son aplicables a aves de otras latitudes e
inclusive a mamíferos, peces, anfibios, plantas, etc.
Iré describiendo el
supuesto origen de su introducción, algunas características sobre las especies,
por supuesto imágenes y un resumen del impacto ambiental que podrían ocasionar
o que ya han tenido.
Un animal exótico no
es otra cosa que una especie que ha sido trasladada desde su rango nativo de
distribución hacia un área nueva. Si en su nuevo ambiente la especie logra
proliferar, propagarse y persistir se convierte en una especie invasora.
Las personas han
trasladado plantas y animales de un lugar a otro alrededor del mundo desde
siempre y por ello la mayoría de las introducciones de especies fueron el
resultado directo o indirecto de las actividades humanas, de más está decir que
la globalización aceleró y agravó la situación. Estas especies exóticas
perjudican a las especies y a las comunidades nativas, a tal punto que en la
actualidad las invasiones biológicas se han identificado como la segunda mayor
amenaza a la biodiversidad.
Las especies exóticas
pueden convertirse en una plaga, la cual se vuelve muy difícil de eliminar o de
controlar. Esto ocurre cuando provocan mermas en las especies nativas, o
producen un impacto económico negativo como resultado de las pérdidas en la
producción, además del costo directo de combatirlas, ya sea mediante su control
o erradicación.
Y si hablamos de
plagas les presento al estornino pinto (Sturnus
vulgaris) quien en poco tiempo, si no ya, será noticia como lo fue en EEUU,
su población está creciendo a ritmos alarmantes. Ya hablaremos sobre esta ave:
iremos viendo las diferentes especies en forma más o menos cronológica,
respecto de su introducción.
Paloma doméstica (Columba livia)
Muy conocida por todos. Es un ave de unos 32 cm, peridoméstica, con pico negro y patas rojizas. Su plumaje suele ser gris azulado con dos bandas negras en sus alas plegadas, aunque su coloración es muy variable, algunas con dominio del blanco, otras del negro o diversas combinaciones. Suelen tener reflejos verde violáceos en el cuello. El macho durante el cortejo hace un gutural cuturrucú… cuturrucú… Su nido consiste en una plataforma de palitos, pajas y tallos, pone dos huevos.
Su distribución
original es el norte de África, sur de Asia y oeste de Europa, pero actualmente
ha extendido su distribución por casi todo el mundo.
La especie fue
introducida en Norteamérica en 1606 en Port Royal, Nueva Escocia.
En cuanto a su
llegada a nuestra zona no hay datos categóricos pero podemos deducir que es
bastante antigua, quizás a mediados del siglo XIX, siendo en ese momento un ave
productora de carne a la par de las clásicas aves de corral. En una estancia cercana a la ciudad de Azul
hay un viejo palomar de esa época que atestigua el momento en que la
gastronomía argentina cambia el rumbo mirando a las prestigiosas casas
europeas, cuando el pichón de paloma comenzó a verse como un delicado manjar.
Observen el palomar desde afuera y en su interior.
Aún viven allí algunas
palomas, véanla orgullosa sobre el palomar, pero la verdadera dueña se ve en la
segunda imagen, una lechuza de campanario (Tyto
alba).
El 15 de agosto de
1886 llegaron a Buenos Aires dos colombófilos belgas con destino a Zárate.
Ambos llevaban palomas (se reconoce a esa fecha como el inicio de la
colombofilia argentina).
De a poco la
actividad fue desarrollándose y entidades colombófilas se ocuparon de su cría y
cautelosa selección en cautiverio para promoverla como ave mensajera,
efectuando exposiciones y competencias. Esta actividad se extendió desde Zárate
a Buenos Aires, y posteriormente se diversificó la afición en ciudades como
Bahía Blanca, Rosario,
Avellaneda, Santa Fe,
Córdoba, Pergamino.
Entre 1915 y 1920
había un palomar ubicado cerca de la Avenida de Mayo, luego su expansión fue el
resultado de la combinación entre la falta de predadores y la abundancia de
recursos y espacios para anidar.
La paloma doméstica o casera abunda en las ciudades, pueblos y casas de campo, pero a veces se la puede ver habitando las barrancas junto al mar (Mar del Plata), donde anida en cuevas, pues éste es su hábitat ancestral en Europa.
Las palomas duermen
en los salientes de los acantilados, muros y demás estructuras elevadas, pero
nunca en las ramas de los árboles, en las que no pueden mantenerse agarradas;
de todos modos es raro, pero se las puede ver…
Impacto ambiental: La
paloma doméstica, al tener hábitos mayormente urbanos, no ha entrado en
competencia directa con las otras palomas grandes autóctonas, la paloma
picazuró (Patagioenas picazuro) y la
paloma manchada (P. maculosa).
Varios predadores
autóctonos la consumen, especialmente el halcón peregrino (Falco peregrinus) y el gavilán mixto (Parabuteo unicinctus), por lo que se los puede observar en los
edificios de las ciudades, antenas, torres de iglesias y parques urbanos cada
vez con mayor frecuencia, a medida que la población de palomas aumenta.
En realidad, el
impacto más preocupante de esta especie es sobre los edificios, donde instala
sus dormideros y nidos, y sobre la salud humana debido a las grandes cantidades
de heces.
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Gorrión (Passer domesticus)
Seguramente es el
pájaro más conocido debido a su abundancia y por ser peridoméstico. Mide 14 cm.
Es muy bullanguero y oportunista. Posee dimorfismo sexual: el macho presenta
una corona y rabadilla gris y un collar castaño con un babero negro. Su dorso es
estriado de castaño y negro. Filete alar y resto ventral blanquecinos. Cuando
se desplaza en tierra no camina, salta.
La hembra es parda,
no posee rufo. Su dorso es estriado de negro.
El gorrión es oriundo
de Europa y desde su introducción se ha dispersado cómodamente por todo el país
y países vecinos. Existen dos versiones acerca de su llegada al país, una es
atribuida a Domingo Faustino Sarmiento, quien se dice los trajo para combatir
los “bichos canasto”, pero la historia más difundida cuenta que Emilio
Bieckert, el industrial de origen alemán que fundó en Buenos Aires la
cervecería que lleva su nombre, fue quien los trajo de su patria entre 1872 y
1873. Se dice que su intención no era liberarlos, pero como la aduana quiso
cobrarle los derechos correspondientes por el ingreso de los gorriones, el
cervecero se negó a pagarlos y en respuesta abrió la jaula dejando los pájaros
en libertad.
Otra versión que
unifica las anteriores afirma que Bieckert introdujo en Buenos Aires veinte
parejas de gorriones, pero las liberó debido a una sugerencia del entonces
presidente Sarmiento (1868-1874) y con el objeto de controlar la plaga del
bicho de cesto (Oiketicus kirbyi),
porque se creía erróneamente que era un eficaz enemigo de este insecto.
Los gorriones son
buenos padres, ambos se ocupan de la construcción del nido y del cuidado de sus
pichones:
Les muestro una
curiosidad que hallé en la plaza San Martín de Mar del Plata, una gorriona con
leucismo:
La pareja estaba
nidificando en un nido de hornero (alquiler por temporada) y los pichones de
este matrimonio no tuvieron leucismo.
Se lo encuentra en
zonas urbanas y periurbanas, nunca lejos del hombre…
Y hasta son capaces
de levitar… (ja ja)
Impacto ambiental.
Esta especie, como la paloma casera, al quedar circunscripta a las zonas
pobladas y más modificadas por el hombre, no habría tenido, a pesar de su
amplia difusión, el efecto negativo sobre la avifauna nativa que podría haberse
esperado. La competencia muchas veces hablada con el chingolo (Zonothricia capensis) no es tal, pues
nuestro pájaro nativo es casi estrictamente semillero, mientras que el gorrión
es omnívoro, además de semillas ingiere toda clase de desperdicios de la vida
humana e insectos que sabe cazar en vuelo.
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Cardelino (Carduelis carduelis)
También conocido como jilguero español, el cardelino posee su cabeza roja, blanca y negra, lo que lo diferencia claramente del cabecitanegra con quien comparte la coloración de sus alas, negras con manchas amarillas, e incluso su tamaño: 12 cm, y saben estar en bandadas mixtas. Su pico es color marfil, posee el dorso pardo, la rabadilla y el ventral blanquecinos, además, los lados del pecho y los flancos son pardo acanelados.
Este es uno de los
dos semilleros europeos, que junto con el verderón (Carduelis chloris) y debido a sus colores y dotes cantoras son
criados en cautividad, fueron importados desde Europa y luego liberados.
A comienzos del siglo
XX era una especie común en las afueras de Buenos Aires, pero posteriormente
parece haber desaparecido. En adelante se registrarían ocasionalmente individuos
solitarios o parejas. Más que introducciones propias, los registros argentinos
podrían ser fruto de una expansión de la población uruguaya, la que ya lleva un
siglo allí. En la zona, lo registré personalmente en 1999 en la Reserva del
Puerto de Mar del Plata, donde observé once individuos alimentándose en las
cardas. Ramos, en el 2002 lo registró en Miramar, en los alrededores del arroyo
Las Brusquitas. Desde entonces se lo viene observando cada vez con más
frecuencia y en mayor número, siempre muy ariscos.
Se lo suele ver donde
hay cardas (Dipsacus fullonum)
alimentándose de sus semillas:
Verderón (Carduelis chloris)
El verderón es el
otro de los semilleros europeos, su distribución natural ocupa gran parte de
Europa y el norte de África.
En la Argentina se lo
encuentra en el litoral marino bonaerense. Se estima que llegó a la provincia
en la década de 1970 y se desconoce si fue liberado o vino por sus propios
medios desde Uruguay, en donde existen registros de su presencia y nidificación
que datan de 1929. Para 1980 sus números habían aumentado considerablemente,
contando con poblaciones nidificantes en varias ciudades del sudeste
bonaerense. En la segunda mitad de la década de 1980 comenzaron a observarse en
las afueras de la ciudad de Buenos Aires, aunque las mayores poblaciones
continúan siendo las de la costa marítima bonaerense alcanzando por el sur el
nordeste de Chubut.
Impacto ambiental:
Los autores de La Fauna Gringa, Juan C. Chébez y Gabriel Rodríguez, coinciden
con Jorge Navas “En que el Verderón no ha causado, por el momento,
inconveniente alguno en la flora o fauna nativas y mucho menos al hombre pues
el monte artificial que ha tomado como hábitat, está poblado muy escasamente
por especies y por individuos de pájaros indígenas”. Además dejamos constancia
de que su presencia no ha evitado ni disminuido la dispersión de su pariente
cercano nativo, el Cabecitanegra.
Estorninos
Dos son los estorninos presentes en nuestro país, uno de ellos es la más peligrosa de las especies de aves exóticas y es, sin dudas, el estornino pinto (Sturnus vulgaris), un pájaro europeo que en cada país en donde ha sido liberado se convierte en plaga. El otro es asiático, el estornino crestado (Acridotheres cristatellus) y desde la década de 1980 ha logrado formar focos en varias localidades de la Argentina, principalmente en el área costera del sudeste de la provincia de Buenos Aires donde se forman grandes bandadas. Uno de los problemas más importantes que generan estas especies es que compiten por alimento y lugar de anidación con los autóctonos como el hornero (Furnarius rufus) y los carpinteros, entre otros. También generan grandes pérdidas en la producción agrícola de pequeños y medianos productores rurales ya que su alimentación se basa en frutas y semillas.
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Estornino Crestado (Acridotheres cristatellus)
Es un ave grande (25 cm) de color negro con una notable cresta en la frente, posee una mancha blanca en la base de las primarias muy notable en vuelo. Tiene el iris y las patas anaranjadas y su pico es marfil. Anida en huecos de árboles o edificios por lo que compite con todas aquellas especies que utilizan ese recurso.
Originalmente es del
sudeste de Asia, del centro y sur de China, este de Birmania, este y centro de
Laos, Vietnam y Taiwán.
La primera mención de
esta especie fue en 1988 en La Plata, Punta Lara y Los Talas en la provincia de
Buenos Aires, a las que se sumarían después menciones para la Ciudad de Buenos
Aires y alrededores. En lo que se refiere al sudeste de la provincia se lo
registró en Santa Clara del Mar, Mar Chiquita y Mar de Cobo. Personalmente lo
vi por primera vez en 1995 en Mar Chiquita. Recientemente se lo ha visto en
localidades más alejadas, como Pigüé. Se estimó, en 2001, que habría una
población de unos mil individuos en Mar Chiquita y Mar del Plata.
Vive en pequeños
grupos y formaría también dormideros colectivos, preferentemente en árboles y
es más agresivo y arisco que el Estornino Pinto. En nuestro país se lo puede
ver en áreas rurales, poblados, parques y plazas, tanto en el suelo como en
atalayas altas, donde se vuelve muy evidente por sus hábitos bullangueros.
Posee voces muy variadas e incluso es capaz de imitar la voz humana.
Se alimenta de materia
vegetal, especialmente semillas y frutos y de sustancias animales (insectos,
arañas, lombrices, entre otros), así como de todo tipo de desecho que encuentre
en banquinas o basurales.
Estornino pinto (Sturnus vulgaris)
Es un ave de unos 22 cm que posee una coloración dependiente de la época del año, en verano tiene su plumaje gastado, es negruzco con reflejos violáceos y posee pintas ocráceas en el lomo y vientre, su pico es puntiagudo y amarillo.
Con plumaje nuevo
todo su cuerpo esta profusamente moteado de blanco y su pico es oscuro.
Los juveniles poseen
un plumaje pardo, similar a la hembra del tordo renegrido (Molothrus bonariensis):
El Estornino Pinto (Sturnus vulgaris) es una especie nativa
de Europa y Asia que es considerada una de las especies de aves invasoras con
mayor éxito de colonización en el mundo.
En Argentina fue
registrada por primera vez en el año 1987 en los Bosques de Palermo y desde
entonces su tamaño poblacional y rango de distribución se han incrementado
rápidamente. En Mar del Plata Juan Pablo Isacch lo registró en 2004 por primera
vez, pero desde hace 4 o 5 años su número comenzó a aumentar en forma
alarmante.
Anida en huecos, ya
sea de árboles, edificios, nidos de horneros…
Casi todo el año se
lo puede oír parado en atalayas cantando una serie de notas agudas, ásperas y
chirriantes.
Sabe estar en grupos alimentándose en el suelo y vuelan en bandadas compactas realizando espectaculares figuras en el aire, sobre todo en otoño-invierno al atardecer, antes de ocupar sus dormideros.
Impacto ambiental: La aclimatación de esta especie en la Argentina es un hecho preocupante y relativamente reciente que llama poderosamente la atención pues ocurrió a ojos vistas de una importante legislación que prohíbe de manera expresa la introducción de exóticos y, en caso de detectarse, obliga a su inmediata erradicación; ya por entonces (década de 1980) la problemática ambiental estaba muy difundida y existían numerosas ONGs y una importante bibliografía sobre los problemas que ocasionaban las especies exóticas asilvestradas. Cabe destacar que los primeros reportes de la especie y la mayoría de los existentes en la actualidad en el país son producto de ornitófilos y observadores de aves y no de investigaciones oficiales.
Con el tiempo comenzó
a invadir considerablemente los sembrados graníferos, de hortalizas y frutales.
Compite así mismo con otras aves indígenas por frutos y semillas silvestres y
por sitio de anidación y de descanso o dormideros.
La peor costumbre de
este pájaro es la frecuente invasión a las ciudades, donde tremendas bandadas,
durante el otoño-invierno, causan ingentes daños pues se posan ensuciando con
sus excrementos todos los recovecos y cornisas de los edificios y aturden con
sus continuos, fuertes y roncos chillidos. Es un ave agresiva y pendenciera y
muestra un notable éxito en su competición con las aves nativas, atacándolas y
ahuyentándolas de su entorno.
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Bibliografía
- AZPIROZ, A. B. 2012. Aves de las Pampas y Campos de Argentina, Brasil y Uruguay. Una guía de identificación. Nueva Helvecia, Colonia, Uruguay. Pressur.
- CHÉBEZ, Juan Carlos y Rodriguez, Gabriel. La Fauna Gringa : especies introducidas en la Argentina. 1a ed. Vazquez Mazzini Editores - Buenos Aires : Fundación de Historia Natural Félix de Azara, 2013.
- de la PEÑA, M. R. 2015. Aves argentinas. Tomo 1 y 2. Incluye nidos y huevos. 1ª ed. Santa Fe. Ediciones UNL; Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Eudeba.
- NAVAS, Jorge R. Los vertebrados exóticos introducidos en la Argentina. Buenos Aires 1987. Revista del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardina Rivadavia”
- NAROSKY, T. e YZURIETA, D. 2010. Aves de Argentina y Uruguay, Guía de identificación. Buenos Aires. Vázquez Mazzini Editores.
- MATTHEWS, Sue. GISP - El Programa Mundial Sobre Especies Invasoras. Primera edición 2005 por la Secretaría del GISP. Editora Kobie Brand. Traducción al español: Elena Valdehita.
- https://www.ecoticias.com/naturaleza/16255/Las-especies-invasoras-son-consideradas-la-segunda-mayor-amenaza-mundial-a-la-biodiversidad-medio-ambiente-sostenibilidad-naturaleza
- https://www.realfede.com/la-colombofilia-en-argentina-mas-de-125-anos-de-historia/
Excelente!!!! Gracias!
ResponderBorrarMuchísimas gracias a vos, saludos.
ResponderBorrarGracias por compartir
ResponderBorrarAl contrario gracias por interesarte, saludos
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