De Aves y Viajes

domingo, 6 de junio de 2021

Caraú (Aramus guarauna)

     El caraú (Aramus guarauna) es un ave protagonista de varias leyendas populares en el norte de nuestro país donde se lo conoce también como “pájaro llorón” o "viuda loca”, aunque tanto las leyendas como sus nombres populares se deben un poco a su color oscuro, pero más a sus gritos: Krau… krau…, y a su actitud en época de reproducción, cuando grita saltando como loco, aparentemente sin ningún orden.

    Es el único miembro de la familia Aramidae, propia de América. Se lo encuentra desde el sur de EE.UU. hasta el centro norte de Argentina, hay algunos registros para la provincia de Río Negro.

    Posee un gran pico apenas curvo que es amarillo en la base y negro en su punta, su plumaje es de color pardo oscuro y su cuello está chorreado de blanco.

El caraú mide unos 60 cm de altura, se lo asocia a los ambientes acuáticos donde obtiene su alimento: insectos, vermes, caracoles, crustáceos, anfibios, pequeños peces y algunos vegetales. Aquí lo vemos buscando algún bocadillo… 

    Y si de bocadillos se trata, uno de sus favoritos es el Caracol manzana (Pomacea canaliculata), en esta fotografía pueden observar uno debajo del agua, desplazándose por el borde de cemento en una de las Lagunas de Punta Mogotes:

    Aquí tenemos otro caracol con menos suerte que el anterior, acaba de ser capturado por un caraú que no tardará mucho en convertirlo en su desayuno…


    Si se acercaron a algún humedal, con seguridad habrán podido observar los huevos rosados de este caracol pegados en los juncos a unos 20 o 30 cm de la superficie, son muy visibles. Nunca se preguntaron: ¿por qué nadie los come? Resulta que ese color tan particular se debe a una toxina que es muy potente y nadie se atreve a comer los huevos tan alegremente expuestos… Solo existen unas hormigas, las hormigas de fuego (Solenopsis geminata) capaces de comerlos, pero tienen difícil acceso debido al agua:


    Vean aquí lo que quedó después de que el caraú hiciese lo suyo, la concha vacía y noten a su lado el saco vitelino del mismo color de los huevos, pues están llenos de toxina que hubiese servido para futuras posturas:


    El mismo día, encontré un par de conchas más con los sacos vitelinos a su lado. A pesar del pico enorme, el caraú separa el saco vitelino del resto comestible con una rapidez y habilidad envidiable por cualquier cirujano.


    Todos los animales saben de esta toxicidad y, si no, vean a continuación la imagen de uno de los mayores oportunistas que estaba muy cerca de la acción, pero ni loco tocó esos sacos con toxinas. Benteveo (Pitangus sulphuratus).

Este caraú lo encontré en plena faena, mientras le saqué las fotos (5 minutos) se comió unos 4 caracoles manzana, tiene cara de bueno pero un hambre de aquellas… A los pocos días me di una vuelta por el lugar y encontré muchos restos de estos caracoles y, por supuesto, de sus sacos vitelinos que parecen chicles bazooka.


    Otro de los que mantiene a raya la población de estos caracoles es el caracolero (Rostrhamus sociabilis), aquí un ejemplar inmaduro que entre sus patas sostiene uno de estos caracoles. De más está decir que también descarta el saco vitelino…


   El caraú es visto frecuentemente en tierra o sobre árboles, pero siempre cerca de humedales. En las imágenes que siguen lo vemos sobre unos siempreverdes (Myoporum laetum), parece como queriendo hacer una siestita…



    Y en esta imagen acomodando su plumaje y preparándose para el vuelo… Las aves pasan mucho tiempo acicalándose y cuidando su plumaje, muchas veces, de ello depende su vida.


    Y allí va, levantó vuelo… vean que es muy característico: siempre es un vuelo a baja altura, con aleteos de la horizontal para arriba y con las plumas primarias separadas, aun viendo una silueta a contraluz uno sabe de quién se trata. 



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