De Aves y Viajes

domingo, 20 de noviembre de 2022

Parque Nacional Aconquija II

 

El Quinto día, y después de la larga caminata a la Laguna del Tesoro realizada el día previo, decidimos algo tranqui, en auto, tomamos la ruta 65 hacia Catamarca y salimos, esta vez sin niebla… Al regreso recorrimos el Río Cochuna hasta donde nos lo permitió y encontré otro lifer, una Remolinera Castaña (Cinclodes atacamensis), muy parecida a las otras remolineras pero con sus particularidades:

 Pero comencemos por el principio, tomemos la ruta 65. En una de sus múltiples curvas paramos ya que se veía con claridad la cumbre nevada de El Clavillo, uno de los picos más alto de los Nevados del Aconquija.

La ruta 65 nos lleva a la Cuesta del Clavillo, al mirador La Banderita y a la frontera con Catamarca. El camino se encuentra en buen estado, pero hay que circular con cuidado ya que las cornisas están a la orden del día. Nos detuvimos varias veces para ver las vistas que no dejaban de ser espectaculares, hacia un lado ese verde entre las montañas que se extiende hasta perderse:


                 

Hacia el otro lado el Río Cochuna, ese que pasa junto al camping, se veía como una ruta plateada entre la inmensidad de lo verde.

De pronto, en una de las paradas, se escuchó algo conocido, y un movimiento entre unos arbustos lo delató, sí, ahí estaba un Chiví Chiví (Vireo chivi), que con su canto nos estaba diciendo su nombre…

La experiencia de manejar por esta parte de la ruta 65 se convierte en un verdadero desafío. Para llegar a La Banderita se deben sortear más de 50 curvas. Después de recorrer unos 10 km y haber pasado por el puesto de vialidad llamado Las Lenguas llegamos a “La Banderita”, un lugar mágico, inquietante, raro y extraordinariamente bello a la vez, es una especie de parador natural que le permite al viajero contemplar la belleza de la llanura tucumana y de las majestuosas cumbres de los Nevados del Aconquija. Nuevamente El Clavillo con sus imponentes 5540 msnm, ahora desde aquí, se ven sus nieves eternas, por ahora…

Este mirador, “La Banderita”, se encuentra a 1846 msnm. Allí se pueden ver los restos de un edificio un tanto particular, vean:

De acuerdo a datos históricos que pude recopilar, el edificio de La Banderita, actualmente en ruinas, fue construido en 1946 por orden del gobierno de Tucumán. Allí funcionó hasta 1976 un destacamento policial fronterizo. Luego, en 1977, el inmueble pasó a manos de la Municipalidad de Concepción, y se decidió convertirlo en una hostería que prestó servicios hasta 1980. Luego vino la destrucción sistemática del predio, debido a la falta de interés por parte de los gobernantes de turno.

Cruzando la ruta, a unos 100 metros de estas ruinas hay un Mirador de Piedra, es un lugar por excelencia para poder disfrutar el paisaje. Desde ese “balcón natural”, fijando la mirada hacia el este se pueden ver los diferentes poblados y ciudades del sur de Tucumán, además de un importante trayecto del Río Cochuna.

Y aquí está el mirador, una imponente estructura de piedra, Joaquín arriba y nuestro auto a un lado…

Por lo que me contaron los cuidadores del camping, ese mirador era un calabozo de los tiempos en que el lugar funcionó como destacamento policial… el interior tenía todo el aspecto.

Mientras almorzábamos en una explanada cercana al mirador, un Celestino (Tangara sayaca) nos vigilaba desde lo alto:

Y de repente algo grande apareció, pasó volando velozmente pero antes de que se perdiese tras unos árboles logré capturar esta imagen, Cóndor Andino (Vultur gryphus):


       Ahí nomás una pareja de Piojitos Gargantilla (Mecocerculus leucophrys) buscaba comida entre las ramas de unos viejos árboles…

Después de comer y fotografiar las aves del lugar seguimos por la ruta 65 rumbo a Catamarca. Unos cientos de metros más abajo de La Banderita hay un pequeño monolito que indica la frontera interprovincial. Lo primero que uno encuentra es un pequeño, prolijo y atractivo pueblito: Alto de las Juntas. Esta es una localidad Catamarqueña ubicada entre la Ruta Nacional 65 y el Río Del Campo, que forma parte del aglomerado de la localidad de El Lindero, el mismo cuenta con 741 habitantes junto con Aconquija y La Mesada. Este Chimango (Phalcoboenus chimango) fue el único residente que nos vino a saludar, no se veía a nadie en la calle y después dicen de las siestas santiagueñas…

Ya de regreso, en una de las múltiples paradas una dama se nos acercó, y dejó que le tomásemos esta fotografía, Dama Pintada (Vanessa braziliensis):

 En lo alto un Cóndor Andino (Vultur gryphus) juvenil nos miró con curiosidad:

Y este ternero de unos pocos días nos miraba con cierto asombro cuando, de regreso, pasamos nuevamente por La Banderita…

Y más abajo, cerca del camping, este Taguató (Rupornis magnirostris) adulto solo nos miró pasar, ni se inmutó…

Ya en el camping, agarramos algunos alimentos, cargamos agua y fuimos a merendar al patio trasero, o sea al Río Cochuna que corría junto al camping. Decidimos ir río arriba a ver hasta dónde se podía llegar…

Por momentos se ponía ríspido, teníamos que sortear algunas piedritas bastantes grandecitas que balconeaban sobre el agua, la que serpenteaba bajo nuestros pies… Ahí está Joaquín, tratando de ver por donde pasar:

En otros tramos, del lado que íbamos no se podía pasar ya que los barrancos superaban los 10 metros de altura y teníamos que cruzar saltando sobre las piedras para ir por el lado más playo:

Y había tramos en que uno se desplazaba fácilmente contemplando ese paisaje que cambiaba a cada paso:

En los sectores del río donde las piedras dejaban lugar a la arena había huellas de merodeadores, como estas de Aguará Popé (Procyon cancrivorus):

En un sector, cuando el Río Cochuna no nos dejó seguir avanzando, y con los pies empapados por ciertos deslices, paramos a merendar. Pusimos los borseguíes sobre una piedra al sol, al igual que las medias, y empezamos a matear. De pronto una silueta negra se movía entre las rocas capturando insectos, era una Viudita de Río (Sayornis nigricans):

En una especie de cueva no muy profunda había una planta con unas flores rojas muy particulares que pendían, así que foto para después ver. Más tarde encontré que era una Aretillo de Los Andes (Fuchsia boliviana):


       Cuando regresábamos una pareja de remolineras serpenteaba entre las rocas, eran muy parecida a las que tenemos en el sudeste bonaerense, solo que más castaña, eran Remolineras Castaña (Cinclodes atacamensis), otro lifer…

Regresamos al camping y preparamos todo para una larga caminata que nos esperaba al día siguiente: íbamos a ir al Puesto La Mesada. Este es un sendero de 12 km (ida) de dificultad media, que cruza varias veces el río Las Pavas y otros arroyos menores. A los 24 km, ida y vuelta desde el Puesto Santa Rosa, teníamos que sumarle otros 6 km desde donde dejábamos el auto… o sea un paseíto…

       Amaneció un día precioso, ideal para hacer trekking, así que juntamos nuestros pertrechos y salimos en auto, a los 20 km pasamos Alpachiri, luego de otros 10 km más llegamos al puente caído del Río Jaya. Vean esta nueva vista del río escondido entre el camino y la vegetación, ahí corría entre las piedras.

Cruzamos el río con botas, que luego ocultamos en la maleza para recuperar al regreso, y caminamos hasta el Puesto Santa Rosa, por supuesto no había nadie, ningún guardaparque. Seguimos hasta el Puesto Los Chorizos y de ahí tomamos ese sendero ya visto antes que conducía, unos 8 km más adelante, al Puesto La Mesada, el más popular del Parque Nacional. Nosotros fuimos temprano con la intención de ir y volver en el día, pero también suele funcionar un área de acampe agreste con una cocina comunitaria y sanitarios.

      En el camino encontramos muchas cosas interesantes que pudimos fotografiar como esta mariposa Dama Manchada (Vanessa carye), es una especie diferente a la otra dama vista en la Cuesta del Clavillo.


      El camino por momentos era bastante plano, pero siempre con un constante ángulo ascendente que nos iba acercando a destino. En uno de estos senderos vimos de pronto un gato grande, hermoso, con unas orejas llamativas que, a escasos 10 metros, nos miraba fijamente, era un Ocelote (Leopardus pardalis). Lamentablemente no pude tomar fotografías, saltó más rápido de lo que yo levanté mi cámara…

      En varias oportunidades aparecían ríos y arroyos, donde teníamos que descalzarnos, remangarnos los pantalones sobre las rodillas y con ayuda de bastones cruzábamos cuidando donde poníamos los pies, ya que la mayoría de las veces la corriente era bastante fuerte. Aquí Joaquín en pleno cruce…

     Después de cruzar, esperábamos unos minutos para que se nos sequen los pies y poder calzarnos otra vez…


       En otros sectores teníamos que trepar barrancas bastante empinadas, pero no muy complicadas, en una de estas subidas encontramos esta tarántula (Theraphosidae sp.) queriéndose confundir con el entorno. 

      Y cada tanto un ave se dejaba ver entre la maleza como este inquieto y huidizo Frutero Yungueño (Chlorospingus flavopectus).


                Otro de los ríos, esta vez dejando ver esas nubes flotando delante de las montañas como queriendo taparlas…

    Y en los bordes de estos ríos, cerca de los barrancos muchas mariposas descansan al sol, como esta Sombra Faja Blanca (Pedaliodes palaepolis lyssa), preciosa…

          Por supuesto que cada ave que aparecía era retratada e identificada aquí, uno ya visto en otros senderos, un Piojito Gargantilla (Mecocerculus leucophrys):

De pronto silencioso y mezclado con el follaje un Picaflor Cometa (Sappho sparganurus) macho estaba como dormitando… hermosa ave.


           Aquí otra de las arañas encontradas, (Micrathena crassa), tiene el aspecto de cangrejo y es rechiquitita, medirá apenas 1 cm, patas incluídas:

            En gran parte del camino: en casi todo el trayecto que recorrimos del Río de Las Pavas, en diferentes sectores e inclusive en la misma Mesada había muchísimas Pavas de Monte Yungueña (Penelope bridgesi), eran muy bullangueras, demasiado gritonas, y ariscas. A pesar de que gritaban y salían todas asustadas, le pude sacar algunas fotos respetables…



      De repente, chan… un cartel que reza: “Destacamento La Mesada”: habíamos llegado, aunque

aún faltaba un trecho…


           Al caminar unos cientos de metros más ya vimos el destacamento en forma física:

En la mesada hay unas cabañas de madera abiertas, o sea no tienen ni puertas ni ventanas, pero sí sus agujeros. Guardaparques ni noticia, solo oíamos una voz, que luego vimos que provenía de un cuartito cerrado y era una radio que nadie contestaba. Sabíamos que autorizan a pernoctar, llevando carpa o dentro de la cabaña abierta, nosotros hicimos el ascenso y descenso en el día, pobres piernitas…

Allí también hay una mesa bajo techo para poder comer, un lugar para hacer fuego, y hay una estructura con un inodoro. También hay luz y enchufes para cargar celulares. Vean:

         Luego de descansar y comer algo, emprendimos el regreso que fue bastante rápido, se nos venía la noche, pero con esa escasa luz todavía nos esperaban sorpresas. En el Río de Las Pavas sobre una roca se limpiaba las plumas un “lifer” para mí, un Pato de Torrente (Merganetta armata), en este caso un macho, precioso animal. Grande Joaquín que lo vio antes que el pato nos detectara a nosotros…

Miren en sus alas, quizás lleguen a apreciar unos espolones… Va otra del Pato de Torrente (Merganetta armata) con sus alas abiertas, una pena que hubiese poca luz.

En el bosque montano, entre los 1500 y 2000 msnm, la especie vegetal predominante es el Aliso o Aliso del Cerro (Alnus acuminata), de ahí el anterior nombre: Parque Nacional Campo de los Alisos, vean este alisal y esta imagen se replicaba por todo el paisaje.

El Parque Nacional Aconquija posee importantes sitios arqueológicos que no pudimos visitar por falta de tiempo. Uno de ellos son las ruinas conocidas como Ciudacita o Pueblo Viejo, además hay recintos ceremoniales y otras construcciones que se estiman como algunas de las más meridionales del imperio inca. Están emplazadas a 4400 msnm, en una zona de clima altoandino, con posibilidad de nevadas a lo largo de todo el año. Solo se puede acceder al sitio luego de una caminata y ascenso de entre 5 y 7 días, con acompañamiento de un guía autorizado, pero esto lo dejamos para la próxima vez, el tiempo es tirano…

Y todo tiene un final… este es el último día, ya empezando a desarmar el campamento

       Espero les haya gustado y los ayude, a modo de guía, si visitan este parque nacional, si les gusta el treeking es ideal, se camina mucho, pero mucho… Nos vemos en el próximo posteo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Picos raros, que familia!

Vaya familia, ya arrancamos complicados con el nombre: Threskiornithidae , veamos su origen: proviene del  griego threskeia , que significa ...