El Tero (Vanellus chilensis) debe ser una de las aves más
conocidas por todos, no solo porque se lo encuentrar en los más diversos ambientes: en
las plazas de las ciudades, en las lagunas, en el campo, a la vera de los caminos o simplemente volando
sobre nuestras cabezas, sino que, además, donde esté se hace notar sus gritos son
muy característicos ya son una onomatopeya de su nombre común: tero, tero, tero…

Esos gritos se hacen sentir más en la temporada reproductiva pues se trata de un ave muy territorial y defiende su territorio “a capa y espada” como reza el refrán medieval, o quizás sería más adecuado decir que “se defiende a gritos y espolones”, eso sin contar los vuelos rasantes que amedrentar tanto a humanos como a cualquier depredador.
Muchos de nosotros nos hemos encontrado alguna vez con algún nido (si se
lo puede llamar así) ya que el Tero, como muchos chorlos solo depositan sus huevos
en alguna pequeña depresión del terreno con unas escasas ramitas debajo.
Estos huevos de las imágenes previas son los típicos, de un color pardo
o pardo verdosos con manchas pardo oscuras, lo que voy a mostrar en este blog
es algo inusual en la coloración de los huevos de teros. Estos "extraños" huevos los encontre cercanos
al pequeño lago situado en Mar de Cobo.
Antes les cuento que los Teros solo tienen una nidada por temporada
reproductiva, poniente de dos y cuatro huevos. Excepcionalmente pueden tener
una segunda nidada si por algún motivo pierden la primera y, claro, el tiempo
se los permite.
Como dije defienden
muy bien su territorio con sus gritos desaforados y mostrando sus llamativos
espolones, pero además poseen otras estrategias para alejar a posibles
depredadores de su nido o pichones: teatralizan, sí, se hacen los heridos tirándose al piso,
entonces el atacante se dirige hacia él, al llegar cerca este se aleja un poco
en sentido opuesto a la ubicación de su nido y se vuelve a hacer el herido,
esto lo repite hasta que alcanza una distancia prudencial y su nidada queda a
salvo.


Vayamos a los huevos raros… no es la primera vez
que encuentro cosas extrañas en los huevos de teros, pero como los de esta oportunidad
nunca los había visto, ni siquiera en libros y como si fuera poco son de dos
nidadas, aparentemente, de la misma pareja. En una oportunidad, hace unos años, encontré estos de la imagen que sigue que, manchas más, manchas menos, son identificables como huevos de teros.
Uno
de los protagonistas es el Tero que les muestro a acontinuación; es un Tero, en apariencia, común y corriente
como pueden ver, aquí esta parado muy cerca de su segunda nidada.

A mediados de septiembre, en una salida con los
alumnos de la Escuela Naturalista del Sudeste encontré muy cerca del agua, demasiado cerca quizás, este
nido con tres huevos muy raros, de una coloración celeste verdosa muy clarito y sin manchas,
sus padres gritaban para alejarnos así que, tome la foto y los dejamos en paz.
Cuando regrese al lugar, 20 días más tarde, pase
para ver si habían nacido los teritos, encontré que el nivel del agua había
aumentado debido a las lluvias de las dos semanas previas, su nidada se
había perdido… Como les dije los huevos estaban muy cerca de la orilla.
Pero los
teros, aparentemente la misma pareja, estaban ahí cerca en posición de alerta y al observar mejor el entorno veo que
habían realizado una segunda nidada más alejados del agua, en medio del
camino… esta vez con dos huevos, pero de las mismas características que los
anteriores: "celeste verdosa muy clarito y sin manchas"
Después
de investigar tengo varias posibles causas que pueden haber originado este fenómeno. En las 2 o 3 horas previo a la puesta, unas células pigmentarias especializadas
depositan gotitas o manchas de pigmento sobre la superficie externa del
cascarón. En los teros estas manchas son de protoporfirina férrica que da un
color marrón oscuro. El huevo se mueve lentamente rotando dentro del útero lo
que produce patrones irregulares de manchas.
Si algo interrumpe esta fase, ya sea estrés, deficiencia de hierro,
fatiga reproductiva o mal funcionamiento temporal de esas células pigmentarias
el huevo sale sin manchas o con el color uniforme. Ese color celeste verdoso suave que se ve en estos huevos proviene del
color de fondo del carbonato de calcio con un leve toque de biliverdina, claro
sin protoporfirina.
Podríamos resumirlo diciendo que alteraciones fisiológicas o
nutricionales en la hembra podrían impedir el depósito de protoporfirina férrica sobre
el cascarón. El hecho de que dos puestas seguidas sean así podrá sugerir que la
hembra esta repitiendo el mismo estado fisiológico, ya sea metabólica o
nutricional, y que no sea esto algo azaroso. Una deficiencia de hierro podría explicarlo
Espero les haya gustado esta rareza y nos vemos en el próximo blog.
Súper interesante José! En algún momento me pregunté si podrían haber sido parasitados, pero el relato ya confirma que no. Gran investigación. Saludos
ResponderBorrarGracias Raúl, vos sos testigo de la primera nidada, veremos si nacen esos teritos, despúes te cuento...
BorrarMuy buena explicación . Siendo neofita, creo que al ser más blancos son más visibles, mientras que los más oscuros se mimetizan con el entorno.
ResponderBorrarSi claro, es un camuflaje que los vuelve crípticos, son muy difíciles de ubicar, ahora celestitos se ven de lejos...
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